UN CUMPLEAÑOS GIGANTE

Es sábado al mediodía, el cielo está algo nublado. A cinco cuadras del centro de nuestra localidad, sobre la calle Almafuerte al fondo está el salón que alberga a más de 50 chicos. Es un día especial para todos ellos porque cada uno festejará su cumpleaños como una manera de cerrar el 2019.

Cecilia López es su fundadora, y desde hace seis años junto con un grupo de mamás ponen el lomo, el amor, brindan cariño y preparan la merienda a niños y adolescentes que tanto lo necesitan.

Allí adentro, hay clima de fiesta, hay globos, hay música porque Víctor Hugo llevó el sonido y también va a cantar. En una pared están colgados dos cuadros, uno con la imagen de la Virgen y el otro está la camiseta autografiada del jugador de fútbol, Luciano Vietto.

Los más chiquitos están cerca de su mesa, que se distingue por ser la más bajita. Cada uno lleva una tarjetita escrita en el pecho que dice su mes de cumpleaños. Los más grandes están en otro rincón. Un grupo de niñas están sentadas en un gran banco al lado de la ventana. Todos hablan, conversan, se ríen. Las mamás ya están cocinando las hamburguesas , otras cortan el pan. Para acompañar, también han hecho una ensalada de papas con mayonesa. Los chicos se van acomodando. El jugo y la torta ya están listos

El cumpleaños surge por una gran donación de cotillón que le hicieron al merendero “Juventud por el Buen Camino”. Lo demás, ellas se encargaron de moverse y conseguirlo.

Todo nació debajo de un árbol, al lado de la casa de Ceci, los chicos del barrio se acercaban y ella los escuchaba, los aconsejaba. Cuando era adolescente en el hogar donde vivía con su mamá y su padrastro había sufrido mucho. Ese dolor, con el tiempo, lo pudo transformar en amor y hoy gracias a la gente que la rodea y las diferentes donaciones, sin color político, ese árbol hoy es un techo, un hogar, que tiene en un rincón algunos libros, juguetes. Además, le encanta recibir visitas, y especialistas para que puedan escuchar a cada chico, sobre todo a los adolescentes y aconsejarlos como el cuidado en las relaciones sexuales, las drogas, la violencia, entre otros temas.

Es la hora de comer, todos están sentados y van recibiendo su hamburguesa. Sobre la mesa está la bandeja con la ensalada para compartir. Los más grandes se encargan de servir el jugo.

Entre los ayudantes, está Mariano un joven que parece ser de afuera, que viene de la ciudad pero no, es de acá. Está a punto de recibirse de Antropólogo ( La ciencia que estudia los aspectos físicos y las manifestaciones sociales y culturales de las comunidades humanas) . Él, fue uno de los primeros chicos en llegar a este lugar porque necesitaba una ayuda, unas palabras, un consejo.

Me parecía que su testimonio era muy importante por eso le pregunté si aceptaba una entrevista. Y me dijo que sí.
A los 17 años llegué al merendero, me habían notificado de este lugar, un día vine , todavía no estaba construído el salón. Hablé por primera vez con Ceci, me presenté, me dejó formar parte y a medida que nos fuimos conociendo le pude contar mi historia, de las cosas que me pasaban en ese momento. Fue entonces que me ayudó a salir de un montón de cosas que venía cargando en una mochila y que era bastante pesada. Por más que yo ya me había ido a Córdoba a estudiar, este lugar no me podía faltar. Y ahora que regresé, estoy”, expresa Mariano, el cual le quedan unas materias para terminar la carrera, pero también estudió Arteterapia una rama de la psicología y ahora espera de un llamado para poder entrar a trabajar en el Hospital o en la parte de Acción Social.

Le pedí a Mariano que le dejara un mensaje de aliento, de esperanza, para aquellos chicos que hoy tal vez están atravesando una situación complicada. “Siempre se puede, no hay que rendirse. Hay que poner un poco más de fuerza, de voluntad. Es una manera de obligarse a ser felíz. Aunque a veces cueste, tengamos que llorar, hay que seguir adelante. La vida es una sola, aunque siempre se suele decir, pero hay que seguir luchando. Siempre encontramos cosas nuevas. Yo las he encontrado, conocí muchas personas. Hoy no me arrepiento de seguir luchándola, de defender los valores. Es fundamental pedir ayuda porque a veces solos no podemos, necesitamos un envión, que nos den un empujoncito de vez en cuando”, sonríe al finalizar.

Mariano junto a grupo de mujeres.

Es la hora de la música. Los más chiquitos están con los juguetes, mientras Víctor empieza a cantar, algunas de las madres acomodan , otras empiezan a repartir caretas, el cumpleaños está su mejor momento. ¡Todos quieren divertirse!


El juego de la silla, es un clásico que no puede faltar en ningún cumpleaños.

En ese instante, la profe Gise Asís llega al salón con las coreos y todos empiezan a bailar.

Ya cerca de las cuatro de la tarde se ubicaron las mesas, el calor se empezaba a sentir. Los chicos más grandes ya se habían ido y llegaba el momento de la torta, es por eso que todos les cantamos el felíz cumpleaños.

Con las piñatas, la torta, todo iba llegando al final de este hermoso festejo.

Antes de que se vayan, Ceci siempre los despide con unas palabras, con una reflexión.

Para llegar a este lugar, sólo hay que hacer cinco cuadras desde el centro, nada más. Y es poder encontrarse cada sábado con este maravilloso grupo de gente predispuesta 100% a ayudar a los demás. ¿Qué necesitan los chicos? lo que tengas, juguetes en buen estado, juegos de mesa, ropa, . Hoy están necesitando pan, entre otros alimentos. Tu música, tu lectura, tu motivación, lo que vos quieras aportar durante ese ratito para decirles que tienen un gran futuro si luchan por sus sueños. Que nada está perdido.

Para colaborar podés comunicarte con Cecilia López 3563-491055. María 3563-407355. Carina 3563-402273

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