Fuente Télam
La “nenas” que cada 19 de agosto solían acercarse a la infranqueable vivienda de Sandro en Banfield para saludarlo en el día de su cumpleaños y todos los admiradores tendrán un premio consuelo, a poco más de una década de su muerte, con el lanzamiento de un tema inédito para celebrar el 75º aniversario de su nacimiento
Se trata del tema “No te vayas todavía”, una composición inédita rescatada de una vieja cinta, dada a conocer por Sony Music tras un largo proceso de recuperación y restauración del original.
De esta manera, a diez años de su muerte, el día del cumpleaños del artista volverá a contar con un hito, como solían ser las reuniones de sus fans en la puerta de su casa, las cuales eran animadas con entonaciones de clásicos como “Rosa Rosa” o “Dame el fuego de tu amor”, a la espera de que el ídolo se asomara para saludar.
La fidelidad de las fans, a las que cariñosamente había bautizado como “mis nenas” no sorprenden si se tiene en cuenta que Sandro fue uno de los máximos ídolos de la canción popular, en una larga trayectoria que lo tuvo como pionero del rock and roll en castellano y, una vez consolidado, como pilar fundamental de la balada romántica en la región.
Con éxitos como “Rosa Rosa”, “Dame el fuego de tu amor”, “Tengo”, “Quiero llenarme de tí”, “Porque yo te amo”, “Penumbras”, “Trigal” y “Una muchacha y una guitarra”, entre tantas otras, Roberto Sánchez, tal su nombre real, sobresalió como autor entre los artistas de su género y como intérprete, con su perfecta mezcla de sensualidad y sencillez, alimentada con su imagen de “muchacho de barrio”.
En el plano musical, supo asociarse con letristas como Oscar Anderle y arregladores como Jorge López Ruiz y Oscar Cardozo Ocampo, entre otros, quienes le dieron un toque distintivo a sus baladas románticas.
Como intérprete, la historia de Sandro puede dividirse entre sus inicios rockeros, junto al grupo Los de Fuego, con frenéticos bailes y traducciones a un español castizo de los primeros clásicos mundiales del género, lo que le valió el apodo de “Elvis criollo”; y su consagración total como cantante romántico, con sus jadeantes fraseos y sus sugestivas miradas.
Tal como marcaba la moda imperante de finales de los 60 y de los 70, en la que los artistas populares protagonizaban películas como forma de promocionar sus discos, encabezó alrededor de unas 15 producciones, entre las que destacan “Gitano”, apodo que lo acompañó por el resto de su carrera; “Operación Rosa Rosa”, “Subí que te llevo”, “Muchacho”, “Quiero llenarme de ti” y “Embrujo de amor”, entre otras.
Oriundo de Valentín Alsina, Sandro quedó impactado, como muchos adolescentes de la época, con Elvis Presley, a quien comenzó a imitar en la década del 50, mientras cursaba estudios primarios.
En los años siguientes, el artista formó diversos grupos hasta que a principios de los 60 quedó al frente de Los de Fuego, con los que alcanzó la popularidad como un émulo local del “Rey del Rock and Roll”, presentando una versión más sanguínea y sexual del rock de salón que cultivaban orquestas como las de Eddie Pequenino.
El gran éxito alcanzado a lo largo de esa década le sirvió, entre otras cosas, para respaldar al incipiente movimiento del rock argentino, al que ayudó a partir de su asociación con otros artistas para regentear La Cueva, el mítico reducto que albergó a las primeras figuras del género, entre quienes se encontraban Javier Martínez, Billy Bond y Pappo.
Fue en esos años que Sandro eligió dejar de lado definitivamente la campera de cuero para calzarse el smoking y dedicarse a la canción romántica, una faceta en la que descolló como autor, además de proyectarlo a nivel internacional.
En tal sentido, el sábado 11 de abril de 1970 Sandro se convirtió en el primer latinoamericano en cantar en el emblemático Madison Square Garden de Nueva York, en el que, además, fue el primer evento musical transmitido por televisión en vivo vía satélite para 16 países.
Aunque los orígenes habían unido a Sandro con el rock argentino, los caminos de ambos parecían transitar por senderos paralelos hasta finales de los 80, en donde hubo una especie de reconocimiento y revalidación de su influencia para el género.
Los últimos años de Sandro estuvieron marcados por sus problemas de salud, los que de a poco lo fueron alejando de los escenarios, y por la ostracidad elegida tras los muros de su famosa casa de Banfield, aunque nunca olvidó salir a la puerta a saludar a “las nenas” los días de su cumpleaños.
El 4 de enero de 2010, a los 64 años, el artista no logró superar una infección que contrajo en una internación, tras haber sido sometido semanas antes a un doble trasplante de corazón y pulmón, en la provincia de Mendoza, última alternativa a los años de padecimiento por un enfisema. Apenas el último paso para convertirse en mito.